Diferencias de género en el comportamiento de los prestatarios
El comportamiento financiero de una persona se ve influido por múltiples factores: el nivel de ingresos, la educación, el entorno social y, según muestran los estudios, el género. En México, donde el sector microfinanciero desempeña un papel importante en la economía, las diferencias entre hombres y mujeres son especialmente interesantes. Reflejan no solo la realidad económica, sino también las actitudes culturales, la relación con el riesgo y la forma de tomar decisiones.
Las diferencias de género en el comportamiento de los prestatarios son importantes para comprender cómo las instituciones financieras, incluidas las organizaciones de microfinanzas, pueden adaptar sus servicios a las necesidades reales de los clientes.
Predominio de las mujeres en el mercado de las microfinanzas
En México, al igual que en muchos países en desarrollo, las mujeres son el grupo dominante entre los clientes de las instituciones microfinancieras. Este fenómeno se explica por una serie de factores socioeconómicos e históricos.
Orientación histórica
El modelo de crédito colectivo, popularizado por organizaciones como Grameen Bank, se orientó inicialmente hacia las mujeres. Se suponía que las mujeres eran más responsables en cuestiones financieras, utilizaban con mayor frecuencia los préstamos para invertir en la familia y los hijos (educación, salud) y tenían una mayor disciplina de pago.
Además, proporcionar a las mujeres acceso a los créditos es una herramienta poderosa para combatir la pobreza y promover el desarrollo social.
Objetivos de los préstamos
Las diferencias de género se manifiestan en el uso que se da al dinero:
Las mujeres (prestatarias) suelen utilizar los microcréditos para crear o desarrollar microempresas en el sector informal (por ejemplo, venta de alimentos, confección de ropa, pequeño comercio) o para cubrir necesidades familiares urgentes. Sus decisiones financieras suelen estar orientadas a mejorar el bienestar general de la familia.
Los hombres (prestatarios) solicitan más créditos para proyectos empresariales de mayor envergadura, la compra de medios de transporte o necesidades de consumo (adquisición de bienes duraderos, reparaciones). Sus préstamos suelen ser más personalizados.
Este cambio en los objetivos de los préstamos es un factor clave que influye en la devolución del crédito.
Género y disciplina de pago: riesgo y responsabilidad
Los estudios sobre el comportamiento de los prestatarios en México y otros países de América Latina muestran diferencias significativas entre géneros en cuanto a la propensión al riesgo y, en consecuencia, en la calidad de la cartera crediticia.
Menor nivel de morosidad entre las mujeres
Las estadísticas de muchas IMF en México confirman la tendencia internacional: las mujeres prestatarias muestran una mayor disciplina de pago y un menor nivel de morosidad (incumplimiento) en comparación con los hombres.
Las razones de este fenómeno son las siguientes:
Presión social. En el modelo de crédito grupal (que sigue siendo popular en las microfinanzas mexicanas), la responsabilidad de devolver el crédito recae en todo el grupo. Las mujeres participan más activamente en las redes comunitarias y son más sensibles al riesgo de perder capital social (reputación) en caso de incumplimiento de sus obligaciones.
Aversión al riesgo. Algunos datos indican que las mujeres suelen mostrar una menor propensión al riesgo financiero excesivo que los hombres. Solicitan cantidades más conservadoras, planifican cuidadosamente el reembolso y evitan asumir compromisos crediticios que superen sus posibilidades reales.
Prioridad de la familia. Dado que los préstamos a las mujeres suelen estar relacionados con el bienestar de la familia y los hijos, estas tienen una mayor motivación para garantizar el reembolso puntual, a fin de mantener el acceso a la financiación futura para sus proyectos familiares.
Las diferencias en la disciplina de pago también pueden estar relacionadas con la forma en que hombres y mujeres abordan la información financiera. Las mujeres que participan en programas de microfinanzas suelen ser más receptivas a la formación en materia de educación financiera que acompaña a los créditos. Estos programas, que ayudan a llevar la contabilidad y a planificar el presupuesto, influyen directamente en la reducción del nivel de morosidad.
Cómo las IMF adaptan sus productos a las diferencias de género
Muchas instituciones microfinancieras mexicanas diseñan productos teniendo en cuenta las características de género de sus clientes. Por ejemplo, desarrollan créditos grupales para mujeres. Estos permiten obtener préstamos de forma colectiva, lo que reduce los riesgos y aumenta la disciplina en los pagos.
Los créditos para pequeñas empresas, en los que se ofrecen diferentes enfoques para hombres y mujeres. Los hombres suelen recibir apoyo para el desarrollo de actividades productivas, mientras que las mujeres lo reciben para el comercio y los servicios.
Se crean programas de educación financiera. A las mujeres se les ofrecen con mayor frecuencia seminarios de formación sobre gestión presupuestaria, mientras que a los hombres se les ofrecen consultas sobre inversiones y riesgos.
Esta segmentación no es discriminatoria, sino que, por el contrario, ayuda a tener en cuenta las diferencias reales en las necesidades y el comportamiento de los prestatarios.

Microcréditos en línea: ¿está cambiando el panorama?
Con el crecimiento de las IMF digitales, la situación está evolucionando. Las mujeres jóvenes de las ciudades solicitan cada vez más préstamos para educación, equipo de trabajo autónomo o startups. Pero aquí también persisten las diferencias:
las mujeres leen más a menudo las condiciones, utilizan calculadoras y comparan tipos de interés.
Los hombres toman decisiones más rápidamente, pero suelen solicitar préstamos de forma impulsiva.
Al mismo tiempo, la alfabetización digital sigue siendo una barrera para las mujeres mayores de las zonas rurales, que siguen dependiendo de agentes offline o intermediarios familiares.
¿Por qué es importante para toda la economía?
Apoyar a las mujeres a través de la microfinanciación no es caridad, sino una inversión inteligente. Estudios de la ONU y el Banco Mundial muestran que cada dólar invertido en una mujer emprendedora genera entre tres y cinco veces más beneficios para la familia y la comunidad que una inversión similar en un hombre. Las mujeres reinvierten los ingresos en alimentación, salud y educación de los hijos, lo que genera un efecto social a largo plazo.
Conclusión
En México, las mujeres suelen utilizar los microcréditos como herramienta de estabilidad, mientras que los hombres los utilizan como mecanismo de crecimiento y ampliación de oportunidades. Para las organizaciones de microfinanzas, comprender estas diferencias es clave para prestar un servicio eficaz a los clientes y reducir los riesgos. Y para la sociedad en general, es una oportunidad para hacer que el sistema financiero sea más inclusivo y justo.