¿Cómo afecta la inflación a los microcréditos?

¿Cómo afecta la inflación a los microcréditos?

La inflación es el aumento de los precios de los bienes y servicios, lo que repercute directamente en la vida de cada persona. Cuando los productos, los servicios públicos y el transporte se encarecen, el dinero comienza a perder su poder adquisitivo. En tales condiciones, los microcréditos se convierten para muchos en una herramienta que les ayuda a cubrir rápidamente gastos imprevistos. Pero, al mismo tiempo, la inflación también cambia el propio mercado de los servicios microfinancieros. Intentemos entender cómo exactamente.

Por qué se encarecen los créditos

Cuando la inflación es alta, el dinero también se encarece para las empresas financieras. Les resulta más difícil atraer fondos, lo que significa que se ven obligadas a subir los tipos de interés de los préstamos.

Para el prestatario, esto se traduce en que un préstamo por el mismo importe y plazo sale más caro que hace unos años. Si antes por 4000 pesos al mes había que devolver 4500, ahora hay que devolver 5000 pesos o incluso más. La razón no es la codicia de las empresas, sino que ellas también viven en condiciones de aumento de precios: pagan más por el alquiler de oficinas, los salarios de los empleados y los servicios digitales.

Además, las empresas incluyen en la tasa el riesgo de que al cliente le resulte más difícil devolver el dinero. Al fin y al cabo, si los precios suben, parte de los ingresos se destinan a productos, servicios públicos y transporte, y queda menos para pagar el préstamo.

La demanda de microcréditos en condiciones de inflación

Es interesante que, cuando los precios suben, la gente empieza a solicitar microcréditos con más frecuencia. La razón es sencilla: no hay suficiente dinero hasta el día de pago, pero los gastos no desaparecen. Hay que pagar la electricidad, comprar medicamentos, repostar el coche o preparar a los niños para el colegio. Incluso si los ingresos se mantienen al mismo nivel, el presupuesto no es suficiente.

En México, en períodos de inflación acelerada, aumenta notablemente el número de solicitudes de pequeñas cantidades, entre 2000 y 6000 pesos. La gente no los solicita para realizar compras importantes, sino que los utiliza como ayuda temporal.

Además, en condiciones de inflación, el comportamiento de los prestatarios también cambia. Eligen con mayor frecuencia plazos cortos, tratan de saldar la deuda lo antes posible y no pagar de más. Cada vez más clientes comparan cuidadosamente las condiciones de diferentes empresas y buscan servicios con calculadoras transparentes.

Riesgos de impagos

La inflación afecta a la disciplina de pago. Cuando los precios suben, las personas se ven tentadas a aplazar el pago del préstamo, porque necesitan el dinero para gastos más urgentes. Como resultado, aumenta el número de impagos.

Para reducir los riesgos, las empresas intentan ofrecer:

  • plazos más cortos;

  • importes más pequeños;

  • calendarios flexibles;

  • bonificaciones y programas de fidelización.

Por ejemplo, se puede devolver el préstamo no en una sola cuota, sino en varios pagos pequeños, o cambiar el calendario de pagos. Esto ayuda al cliente a hacer frente a la carga y a no caer en una espiral de deuda.

Cómo cambian las condiciones

En condiciones de inflación, las organizaciones de microfinanzas revisan sus productos. Hacen hincapié en la transparencia: muestran el importe total a devolver de inmediato, para que la persona sepa exactamente cuánto va a pagar. Cada vez son más frecuentes las bonificaciones por amortización puntual: descuentos, reembolsos o la posibilidad de aumentar el límite en el futuro. Para que el cliente vuelva, se está desarrollando un sistema de acumulación.

Las empresas también intentan simplificar el proceso:

  • solicitudes rápidas a través de la aplicación;

  • recordatorios de pagos;

  • posibilidad de cancelar el préstamo antes de tiempo sin penalizaciones.

Todo esto reduce el estrés y ayuda al cliente a sentir que tiene el control de la situación.

Comportamiento de los prestatarios

La inflación también cambia los objetivos por los que las personas solicitan microcréditos. Si antes se trataba principalmente de compras o entretenimiento, ahora se trata más a menudo de necesidades básicas: alimentos, servicios públicos, transporte, medicina.

Al mismo tiempo, la gente se ha vuelto más cautelosa: pide cantidades más pequeñas y trata de saldar la deuda lo antes posible para no pagar de más. Muchos utilizan los microcréditos como «seguro»: solo piden dinero cuando realmente lo necesitan.

Ejemplos prácticos

Imaginemos a un estudiante que estudia en Madrid. Sus gastos de alojamiento y alimentación han aumentado, pero su trabajo a tiempo parcial le reporta la misma cantidad. A final de mes, solicita un microcrédito de 3000 pesos para pagar el transporte y los materiales didácticos. Sin ello, correría el riesgo de perder clases.

O una familia con dos hijos: en verano habían planeado unas vacaciones, pero los precios de los billetes y los hoteles han subido. Para no cancelar el viaje, piden un pequeño préstamo y lo devuelven en dos meses. Para ellos es una forma de mantener su ritmo de vida habitual.

Un autónomo de Barcelona se enfrenta a un retraso en el pago de un cliente. Antes podía esperar tranquilamente, pero ahora la inflación reduce sus ahorros. Pide un préstamo de 4000 pesos para pagar el alquiler de su apartamento y lo devuelve en cuanto recibe el pago.

El papel de la tecnología

Los servicios digitales ayudan a los prestatarios y a las empresas a hacer frente a la inflación. Las aplicaciones muestran el calendario de pagos, recuerdan los plazos y permiten ver inmediatamente el importe total. Para el cliente, esto reduce la ansiedad: sabe que el préstamo está bajo control.

Para las empresas, la tecnología permite evaluar mejor los riesgos. Los algoritmos analizan no solo los ingresos, sino también el comportamiento del cliente: si paga a tiempo otras facturas, con qué frecuencia utiliza los préstamos, cómo reacciona a los recordatorios. Esto ayuda a ofrecer condiciones más justas.

Qué debe hacer el prestatario en condiciones de inflación

La regla principal es pedir prestada solo la cantidad que realmente se puede devolver. Es mejor pedir menos, pero estar seguro de poder pagarlo. Es útil consultar la calculadora en el sitio web o en la aplicación con antelación para comprender la cantidad total.

Si surgen dificultades, es mejor ponerse en contacto con la empresa de inmediato: muchas ofrecen reestructuración o aplazamiento del pago. Es mejor que llegar a un retraso y a multas.

También hay que recordar que un microcrédito es una herramienta para objetivos a corto plazo. No sustituye a un crédito a largo plazo ni a unos ingresos estables. Pero en condiciones de inflación, puede convertirse en un «colchón» fiable si se utiliza de forma responsable.

Conclusión

La inflación afecta a los microcréditos de dos maneras. Por un lado, los créditos se encarecen y el riesgo de impagos es mayor. Por otro lado, la demanda de los mismos aumenta, ya que las personas necesitan cubrir sus gastos diarios.

Las empresas de microfinanzas modernas intentan adaptarse: hacen que sus productos sean más transparentes, ofrecen bonificaciones por disciplina e implementan tecnologías para la comodidad de los clientes. Para el prestatario, la conclusión principal es simple: un microcrédito puede ser una herramienta útil, incluso en condiciones de inflación, si se utiliza de manera responsable y consciente.

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